El Oscar atómico - Berenjena Company

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5 mar 2024

El Oscar atómico



Después de bajar el nivel hasta límites insospechados con la lluvia de premios del año pasado para Todo a la vez en todas partes, los Premios de la Academia necesitan una explosión atómica para revitalizar el poco prestigio que les quedaba. Tras decisiones persistentes que resultan del todo equivocadas como el establecimiento del voto preferencial, que hace que pueda ganar cualquier mediocridad, hasta la eliminación de la entrega de los Oscars especiales de la gala, la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood se ha convertido en un contubernio de supuestos modernos que no hacen más que torpedear las cosas que siempre han funcionado en aras de un rejuvenecimiento que resulta chabacano, indiferente y prescindible. Sin embargo, no deja de ser el día de San Cine así que, a pesar de todo, los cinéfilos de pro y de hecho deberíamos celebrar un año más de películas como signo de que, en contra de inútiles y nuevas y alienantes tecnologías, nuestro cine siga vivo.


Vamos con los premios y el de mejor película está bastante definido para Oppenheimer, de Christopher Nolan. No cabe duda de que, quizá, sea la cinta más interesante del año, la mejor realizada, la que recupera el sabor del cine bien hecho y con sentido, aunque sí que se le pueden atisbar un par de defectos. Aún así es la mejor del año y de justicia sería que se llevase el premio.


Para mejor actor, las apuestas se decantan por Cillian Murphy por Oppenheimer. No obstante, el premio, sin ningún lugar a dudas cinéfilas, debería ser para Paul Giamatti, un actor con alguna que otra nominación anterior, de esos que dan textura a cualquier película en la que interviene, un todo terreno capaz de exhibir la mayor crueldad o la más conmovedora de las ternuras. Giamatti lo merece, por mucho que el premio a Murphy no moleste del todo a pesar de ser un actor que tendría que mostrar algo más.


Para mejor actriz, hay una encarnizada lucha entre la ya premiada Emma Stone por esa cosa llamada Pobres criaturas y Lily Gladstone por Los asesinos de la luna. Stone lo merece más que Gladstone, si nos ponemos serios, por muy extraterrestre que sea la película que protagoniza, pero sospecho que la Academia se inclinará por la segunda por aquello de la cuota de raza y demás historias. Les quedaría un palmarés muy redondo para ellos. Por cierto, quien lo merece realmente porque hace una interpretación de arrodillarse ante ella es Carey Mulligan por Maestro.


Para el mejor actor secundario, parece claro que Robert Downey Jr. no tendrá rival por su papel antipático y equívoco de científico que se opone por medios, digamos, discutibles al protagonista de Oppenheimer. También es un actor que ha estado nominado en anteriores ocasiones y que ha arrastrado fama de difícil y caprichoso y complicado de carácter y puede que sea una ocasión perfecta para que Hollywood le otorgue el perdón después de hacerles ganar muchísimo dinero con su acertada encarnación de Tony Stark en la serie de Iron Man y Los vengadores. Hay que cuidar a los amigos, aunque antes hayan estado proscritos.


Para la mejor actriz secundaria, tampoco parece que el premio a Da´vine Joy Randolph tenga ninguna discusión. Hace un gran trabajo, es una actriz afroamericana y ya se sabe que alguien tiene que ganar y lo merece. Por una vez, se juntan todos los intereses, así que sería una auténtica sorpresa que ganara otra candidata.


Para la mejor dirección, es hora de dar el premio a Christopher Nolan por Oppenheimer porque se podrá estar o no de acuerdo con su estilo a la hora de hacer cine…pero hace cine. Lo hace con sentido, con ambición y con muchísima profesionalidad. De los realizadores de los últimos años, lleva todas las papeletas para ser el más interesante por encima de supuestos genios como Paul Thomas Anderson, Joe Wright o Yorgos Lanthimos. Sería muy merecido. Y me temo, para eterna rabia de los que le odian, que no será el último.


La película internacional, ese divertido eufemismo para no decir la palabra “extranjero” y marcar diferencias dentro del cine, tiene un claro favorito con La zona de interés, de Jonathan Glazer. Se da la paradoja de que es una película de producción británica, pero participa en la categoría de película “internacional” porque el lenguaje que se utiliza es el alemán. Vale, es una buena película. Está muy bien, aunque no sea la cinta mejor dirigida del mundo. Debe estar ahí, pero permítanme deslizarme por el sentimiento patriotero porque la mejor de toda la terna de películas “internacionales” es La sociedad de la nieve, de J. A. Bayona. Y si no fuera español, diría lo mismo.


Así que acudan a los refugios nucleares. Esperen el atronador sonido de la explosión de unos premios devaluados hasta la mayor de las bajezas en vista del cuadro de honor de los últimos años (¿en serio Todo a la vez en todas partes tiene el premio a la mejor película…lo mismo que Lawrence de Arabia, El apartamento, Amadeus o Memorias de África? ¿En serio?). Todo puede pasar, incluso que la Academia persista en su política de errores en aras de ganar un público que no quiere ser fichado porque le falta contexto. ¿Ha pensado alguien en eso? Vale, vale, ya pongo el punto final. Viva el cine.


César Bardés

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