Tiempo de hazañas (Los vengadores: Endgame) - Berenjena Company

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28 abr 2019

Tiempo de hazañas (Los vengadores: Endgame)


No hace falta ser un héroe para desear que el tiempo emprenda una vuelta atrás para poder corregir los errores del pasado. El peso de la culpa y la amargura son suficientes razones como para luchar por ello, aunque la posibilidad sea ínfima. No importa que la vida, desde el momento en que se cometió el fallo, haya querido vestirse de una triste amabilidad y ensayar algunos instantes de felicidad inesperada. No importa que, incluso, pueda brindar segundas oportunidades en un mundo partido por la mitad. Hay que volver atrás para intentarlo de nuevo…aunque eso signifique que el juego acabe.

Los héroes ya están cansados, pero aún queda tiempo para una última hazaña. Quizá la más grande de todas. Aquella que puede llevarles a la gloria de una despedida emocionante, única, irrepetible. Basta con restituir la línea temporal y conseguir que la Tierra tenga una ocasión para defenderse. Más vale caer luchando que desaparecer con un chasquido. Y el tiempo de hazañas se presentará como por casualidad, con el personaje más inesperado, con la incierta presentación de un futuro que aún está por dilucidar. Es mejor eso que la nada. Es mejor eso que vivir derrotados.

Así que allá van de nuevo los héroes que, una vez, fueron el escudo contra los malvados megalómanos que querían dominar el destino de toda la Humanidad. Entre ellos, habrá complicidades, sacrificios, sentido del humor, aventura, luchas, nuevas derrotas, legendarias victorias, reencuentros, decepciones…y tiempo, sobre todo, tiempo. Unos segundos para despedirse y dar paso a algo que, a buen seguro, será nuevo porque ningún adiós es definitivo aunque puede ser infinito. El sentimiento de amistad estará presente en todas sus acciones, sencillamente, porque se lo han ganado y, tal vez, desde el patio de butacas, no se podrá resistir algún que otro aplauso para dejar que la emoción salga también a prestar su particular batalla.

Mucho más mesurada que Infinity War, la cuarta entrega de Los vengadores depara un buen rato largo de entusiasmo a pesar de que tarda en plantearse y, en algunos casos, se siente la impaciencia del público. Como aliciente, también se podría señalar que hay buenos momentos dramáticos a cargo, sobre todo, de Scarlett Johansson y del siempre atractivo Robert Downey Jr. Las batallas están bien medidas y el escalofrío recorre la piel al asistir al desfile de tantas caras conocidas, retocadas infográficamente o no, para construir esta última aventura del universo Marvel que pasará a renovarse y a entregar otras fórmulas. Lo malo es que es muy posible que no sean mejores y esta película ha dejado el listón muy alto.

Y es que no es fácil decir adiós con ilusión a todos estos super-héroes que nos han acompañado a lo largo de veintidós películas, con mejor o peor fortuna, pero siempre con el entretenimiento como objetivo. La música de Alan Silvestri resalta la épica de esta lucha contra el tiempo, de puertas abiertas, de paradojas, de batallas finales. Y no cabe duda de que se sonríe, de que siempre se pasa bien si se es seguidor de toda esta saga de aventuras imposibles aunque, por supuesto, se deshilache algún cabo suelto o haya alguna que otra ausencia notable. Sin embargo, no se podrá evitar el goce de oír exclamaciones de gusto, ovaciones espontáneas y notar con seguridad que el cine aún es capaz de maravillar a quien se acerque a él. Por mucho que esto no sea una obra maestra a pesar de tanto disfrute. Y, desde luego, es pecado no abandonarse a ello.
                                                                                                             

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