Spam! (Heartstopper)

Hay series fabulosas por su trama, por su guion, por el tratamiento de los personajes... por todo.

Hay series nefastas por carecer de todas las características mencionadas anteriormente.

Y luego está Heartstopper que viniendo de la novela gráfica de Alice Oseman, se ha convertido en una serie destacable dentro del inmenso catálogo de Netflix, no porque hable de una relación LGTBI sino porque habla del amor y la amistad. Simple y llanamente del amor y la amistad. Y lo hace sin artificios, buscando la bondad en los ojos de los personajes, sin dejar en la tangente los problemas asociados a una edad (la adolescencia) y una situación (el trasfondo gay) que los presenta a montones, pero sin hacer un retrato desesperanzado de los mismos. Siempre se busca la luz en la serie en la que la misma autora del original literario, pone mucho de su parte en su traslación a la pequeña pantalla.

Además, Heartstopper tiene tiempo en sus escasos 30 minutos de cada uno de sus ocho episodios, de mostrar otras relaciones, igualmente importantes, igualmente vibrantes siendo diferentes cada una en su concepción. Mucha parte de culpa del buen acabado que tiene el producto es su equipo actoral, impregnados todos de verdad en sus interpretaciones. Incluso la gran Olivia Colman (La hija oscura, La favorita, El padre), tiene tiempo para dejarnos embobados con sus escasas intervenciones.

En definitiva, una serie preciosa, bonita de ver, con mucha lógica interna y por encima de todo, necesaria.