“Creo que soy el más torpe y el más ciego de todos los poetas españoles, pero me salva el poder responder de todos mis versos con mi sangre”.
León Felipe
Trance. Relajación. Sensación de bienestar. Calma y paz interior. Un aire de mística que sobrevuela el teatro. La guitarra de José Luis Merlín y la voz gigante y poderosa de Héctor Alterio. Es la poesía en la garganta de uno de los grandes actores de nuestra escena que nos conecta con el canto, con el himno homérico, tan lejano en el tiempo pero tan cercano en sensaciones. Con la voz de Héctor y la guitarra de José Luis, entramos en estado de entusiasmo, al igual que la Pitia sentía al devolver los augurios del oráculo a quien en ella confiaba para obtener buena ventura. El entusiasmo de la poesía que no es otra cosa que la misma inspiración que este arte nos provoca... cuando está en buenas manos.
En Como hace 3.000 años se reclama la vigencia de la palabra hablada, se reivindica la poesía como acto vital necesario, se proclama la justicia de la música y se invita a la apertura mental. Como hace tres milenios, como ayer mismo, la poesía y la música se entrelazan en un juego sinuoso donde la vida se engrandece, donde relativizamos los problemas y nos dejamos guiar por la belleza. Con la poesía interpretada de Héctor Alterio y las piezas musicales tocadas por José Luis Merlín (con obras de por ejemplo Turina, Ástor Piazzolla, Tárrega o Joaquín Rodrigo), alcanzamos el éxtasis... Y lo hacemos a través de la voz de León Felipe, poeta con aura de malditismo, desterrado del sitio que le vio nacer, siendo poco profeta en su tierra y más en la que terminó siendo suya (México) y aún hoy, un autor por descubrir. Gracias a este espectáculo en el que una docena de sus composiciones pasan por la voz de Alterio, descubrimos a un genio de los versos que crea una poesía netamente humana y vitalista que nos habla también del horror y la muerte y nos dejamos mecer por sus historias llanas, simples pero que terminan con cierto poso de amargura en ciertos momentos o con pizcas de un humor libérrimo en otras.
Y es que se abrió una ventana en el Teatro Moderno de Chiclana. Una ventana por donde asomaba Héctor Alterio trayendo en su voz la palabra de León Felipe. Una ventana desde donde nos estremeció, nos habló al oído, nos invitó a mecernos con la musicalidad de los versos. Una ventana para observar y disfrutar de la obra de uno de los grandes poetas del siglo XX. Una ventana para vivir. Dejémosla siempre abierta.
Puedes ver una pequeña muestra del espectáculo aquí.
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