Yo voy soñando poesías...

...y caminos y canciones y veladas a la luz de la luna sonando la poesía y recitando la música. Poema a poema, verso a verso, palabra a palabra, la emoción surge y nos da la mano en un viaje universal, inacabable, inabarcable y lleno de ilusión. Porque la poesía, al igual que la música, emociona, nos recuerda el por qué del vivir, nos prepara para lo peor dándonos lo mejor... Solo hay que dejarla entrar... Invitémosla.

Y si tenemos la ocasión de que quien nos introduzca en la poesía sea la voz magnética y profunda de Charo López, mejor. En Verso a verso, la actriz salmantina nos invitó a un viaje sensorial a través de algunas de los poemas más grandes de nuestra literatura, algunos bien conocidos por todo el público asistente a la velada del Teatro Moderno de Chiclana y otros no tanto, que se revelaron en auténticos descubrimientos en el recitado de Charo López. Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Hernández, Antonio Machado, Amado Nervo, Santa Teresa de Jesús... fueron muchas y muchos quienes prestaron sus versos para que Charo lanzara el hechizo y quedáramos encantados bajo su efecto. Y es que la poesía tiene ese poder prestidigitador, que cuando empiezas a escucharla (si está bien recitada o interpretada, como fue en el caso de la reciente visita de Héctor Alterio a Chiclana), te sometes a un exorcismo lleno de luz en el que puedes llegar a un estado de quietud, de gozo casi sublime... Un éxtasis al fin y al cabo, casi casi como aquellos que vivía en sus carnes la santa de Ávila.

Este Verso a verso no sería lo mismo sin la dirección musical y la voz de Luís Santana, barítono que aderezó con canciones, arias y diversas tonadas los poemas que Charo iba recreando en su voz. De la ópera a la canción popular, de lo culto a lo popular, siempre gigantesco un Santana que también actuó como perfecto catalizador de las emociones de la gente en temas como Cantares en versión de Joan Manuel Serrat que en este recital, alcanzó los mejores y mayores aplausos del respetable. Al piano, el maestro cordobés José Manuel Cuenca, poniendo la debida y necesaria nota musical a una noche gloriosa para el verso recitado y cantado.

Y nosotros, gozosos por el buen rato echado con Charo, Luis y José Manuel y con esos versos que tan nuestros no son. Nos quitamos la espina que aquejaba al corazón del poeta, pero a diferencia de él, nosotros sí que lo sentimos latir fuertemente. Gracias poesía.