William Hurt: el nombre que no se sentía cómodo - Berenjena Company

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16 mar 2022

William Hurt: el nombre que no se sentía cómodo



“Yo no me siento cómodo con todo lo que rodea el cine. No me siento cómodo desfilando por una alfombra roja. No me siento cómodo con todo el mundo mirándome esperando que les dirija un gesto o diga unas palabras para la posteridad. Sé que es parte del negocio, pero eso no quiere decir que tenga que estar cómodo con algo así”.


William Hurt fue el actor que, quizá junto con Michael Caine aunque en otra modulación, nos enseñó que menos era más. Sus interpretaciones siempre descubrían con enorme sapiencia que la tormenta se llevaba en el interior de las personas y que rara vez salían hacia el exterior. Y lo hacía evidente con sus actitudes. Sus personajes solían ser atormentados, difíciles, llenos de dudas, enclavados siempre en momentos existenciales de zozobra. Y con sus maneras, sus gestos, su mirada que más parecía ir hacia adentro que hacia afuera, nos descubría todo ese maremágnum de sentimientos que se encontraban en algún lugar del alma. Un actor irrepetible, lleno de profesionalidad, de verdad y de pasión por lo que hacía. Más que nada porque ni siquiera se sentía actor. Se sentía como un hombre al que le gustaba actuar.


Su aprendizaje fue, ante todo, académico, en la prestigiosa Julliard School y, después de aparecer en papeles muy secundarios en varias series y forjarse la piel en las tablas del teatro, Hurt ya aparece como protagonista en su primera aparición en cine. Fue en Un viaje alucinante al fondo de la mente, de Ken Russell, una fábula de regresión a través de drogas psicóticas en el campo de la experimentación científica que goza de gran prestigio para algunos, pero que, en el fondo, no deja de ser una de esas películas alocadas y nerviosas de Ken Russell que no acaban de llegar, precisamente, por el carácter de su director.


A continuación, otra excelente película, lastimosamente olvidada, como fue El ojo mentiroso, de Peter Yates, con Sigourney Weaver como compañera, en la piel de un extraño celador de un edificio de apartamentos que asegura ser testigo de un crimen y que inicia un romance con la reportera de televisión que cubre el suceso. Aquí es donde Hurt empieza a dar muestras de lo que era capaz de hacer con mucho estilo.


Lo confirma en su primera asociación con Lawrence Kasdan en la excepcional Fuego en el cuerpo, una película que remite directamente a la Perdición, de Billy Wilder, en donde se puede palpar la atmósfera densa de crimen y misterio en la que se mueve, con Hurt haciéndose cargo del difícil papel de la marioneta que se cree protagonista. Maravillosa y siempre reivindicable.


Vuelve con Kasdan para ser uno de los miembros de la pandilla de amigos de Reencuentro, en concreto, el díscolo amigo que coquetea con las drogas porque no se siente satisfecho de la vida que ha llevado y no sabe la vida que va a llevar para, al final, coger, de alguna manera, el relevo de ese otro amigo que se ha ido y que, en realidad, motiva el reencuentro de todos aquellos a quien tanto quisimos cuando la vida era joven.


Con Gorky Park, William Hurt consigue otro excelente papel en la piel de un policía soviético encargado de investigar la muerte violenta de tres jóvenes americanos que son encontrados despedazados en el Parque Gorki de Moscú. Hurt realiza una interpretación muy difícil, intentando mantener la legalidad que se le supone mientras se da cuenta del régimen corrupto y tiránico en el que vive, un régimen que también quiere acabar con cualquier atisbo de esperanza.


En 1985, el actor consigue el que es, quizá, su mayor éxito: El beso de la mujer araña. Interpreta a Molina, el preso encarcelado por escándalo público en un penal de alguna ciudad de Latinoamérica, dentro de otro régimen que tampoco deja espacio a la esperanza y que debe compartir celda con otro recluso, al que da vida el maravilloso Raúl Juliá, condenado por sus ideas políticas. Hurt ofrece una interpretación sensible, maravillosa, sugerida, con gestos acertadamente estudiados. Siempre dijo que gran parte de esa interpretación se la debía a Juliá porque decidieron ensayar la película intercambiando los papeles, así, él, desde fuera, podía sentir lo que ofrecía el personaje de Luis Molina, con sus inquietudes, sus marginalidades y su deseo de vivir libremente, al mismo nivel de quien se supone que está en la lucha política compartiendo un espacio tan reducido. Por esta interpretación, William Hurt ganó el Oscar al mejor actor.


Volvió a ser nominado por su papel de maestro de sordomudos en la excelente Hijos de un dios menor, al lado de Marlee Matlin, con la que inició una relación que duró algunos años. Su interpretación fue delicada, muy matizada, incidiendo en los errores de ese profesor que, a su vez, también entabla una relación especial con la conserje del centro donde da clases, también sordomuda. Una historia que también habría que volver a recuperar.


Con Al filo de la noticia, consigue una nueva nominación al lado de Holly Hunter, dando vida a un reportero capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir el estrellato televisivo. Incisiva, mordaz, muy crítica con el medio, Hurt consigue conquistar al público a través de un personaje que nunca se sabe muy bien si va o viene, si se mueve por ambición, por amor, o por pasión hacia lo que se dedica. Otro papel muy difícil que Hurt sabía ya sacar como nadie.


Con El turista accidental vuelve a reunirse con Kasdan y realiza un más difícil todavía. Su personaje, un escritor de guías de viaje que tiene problemas para vivir sus emociones, lo interpreta de un modo deliberadamente neutro. Parece que a ese hombre, turista accidental de sus emociones, no le afecta absolutamente nada, no mira a su alrededor, está cómodo en su vida gris, sin emociones de ningún tipo. El divorcio no fue con él, la muerte de su hijo tampoco, el amor llama de nuevo a su puerta y no le deja entrar. Una película difícil, con un papel muy difícil.


Realiza un papel secundario de indudable gracia como uno de los colgados contratados por la mujer de Joey Boca para asesinarle en Te amaré hasta que te mate. A pesar de la brevedad del papel, uno de los momentos más divertidos de la película lo comparte con Keanu Reeves en el instante cumbre en el que deben consumar el asesinato. Aquí, Hurt dio muestras de que también sabía reírse un poco de sí mismo.


Trabaja con Woody Allen en Alice y se atreve con el papel protagonista en la climática adaptación de La peste, de Albert Camus, pero se le empieza a notar que busca más prestigio que fama y escoge cuidadosamente sus papeles, no siempre con éxito. Resulta entrañable como el gran amigo de Harvey Keitel en la popular Smoke, se pierde un poco en títulos muy olvidables, sin papeles de gran relevancia y aceptando, a menudo, roles muy secundarios, acompaña a Shyamalan en esa fábula de miedo que no es tal en El bosque, y consigue una nueva nominación al Oscar, esta vez como secundario, de la mano de David Cronenberg como el rival más temible de Viggo Mortensen en la excelente Una historia de violencia, película en la que, extrañamente, no está muy contenido, algo que ha sido su línea habitual.


También consigue una excelente interpretación como la parte más mala de Kevin Costner, susurrando maldades a su oído, en la interesante Mr. Brooks, y dentro del Universo Marvel asume el papel del General y luego Secretario de Defensa Ross en títulos como El increíble Hulk, Civil War, Infinity War, Endgame y Viuda negra. Entre medias, se atrevía con papeles muy secundarios, con poco fuste y con apenas dos o tres secuencias. Algo muy extraño en un actor que, durante una década, lo fue todo en el cine. Tal vez porque, como él mismo decía, no se sentía cómodo en un mundo en el que sabía que gran parte de los focos se fijan en las poses y en fingimientos algo estúpidos. Su honestidad la llevó al extremo. Prefería papeles de menor relevancia antes que venderse en títulos fáciles (aunque realizó algún intento como en la muy olvidable Perdidos en el espacio) que sabía que poco o nada añadirían a un nombre que merecía estar en lo más alto a la hora de hablar de grandes actores del cine contemporáneo. 

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