La tribu salvaje del sonido Bristol

Imagina un género musical que mezcle hip hop, rock, funk, música electrónica, reggae, bossa nova y alguno más que queda extraviado por ahí elaborado por habitantes de una ciudad multirracial y que "disfruta" de casi 300 días de nubosidad al año. 

Ese género existe y es el trip hop, el más genuino sonido Bristol.

Bristol, años 80. Un grupo de seguidores del hip hop estadounidense reunidos bajo el sobrenombre de The Wild Bunch comienzan a investigar la posibilidad de la mezcla de sonidos en el que la atmósfera y el bajo predominen sobre riffs y el ritmo. Se crea un sonido único, casi perturbador, atrayente y onírico en el que la síntesis emerge como género nuevo, el trip hop. Un nuevo estilo musical que deconstruye los géneros de los que se enriquece para bucear en una nueva dimensión de la sonoridad. Le quita la rabia al gangsta rap, dota de profundidad los sampleados y los loops, armoniza el reggae y lo combina con actitudes vocales serenas y reflexivas. 

Todo comenzó con The Wild Bunch y se perfeccionó con el trabajo de Robert del Naja y Grant Marshall en Massive Attack. La coctelera musical pergeñada por ambos alcanza niveles de experimentación sonora con ejemplos tan diáfanos como el tintineo que abre su estupenda Unfinished simpathy, conseguidos con un vaso y una cucharilla. Una carrera sin tacha ahondando en la biblia sonora del sonido Bristol.

Otra de las grandes claves para entender el movimiento es la carrera de Portishead. El jazz sublimado y contorneado por la voz herida y doliente de Beth Gibbons encuentra su pareja perfecta en el sonido esculpido por Geoff Barrow. Además de músico, Barrow es ingeniero de sonido y un obseso perfeccionador de técnicas como el scratching y de todo ello se beneficia la música de Portishead donde el soul, el jazz y el funk alcanzan metas inimaginables.

Tricky también está en el Olimpo del sonido Bristol. Lirico hasta decir basta en sus letras, asusta su fiereza sonora combinando rock con gangsta rap o funk, mientras las atmósferas turbias ponen al oyente en la senda de la música industrial y el postpunk. 

Pero la impronta del sonido Bristol no acaba con estos tres grandes nombres. El trip hop se reconfigura, se adapta y evoluciona en las carreras tan interesantes como las de Bjork, Morcheeba, UNKLE o Archive, que beben de otros estilos como el rock progresivo, la música clásica o la electrónica más dance para darle nuevos bríos a un sonido que salió de una de las ciudades más oscuras por clima pero más luminosas por creatividad. Bienvenidos a Bristol.