Cuando Rick se despidió de Ilsa en el aeropuerto de Casablanca sabiendo que nunca más la vería pero que sin embargo, siempre estaría con ella puesto que es el amor de su vida, todos supimos que había hecho lo adecuado. "Siempre nos quedará París", le dijo Bogart a Bergman en esa escena mítica. Ella también lo supo. París les pertenece, nadie se lo puede quitar a los enamorados envueltos por la bruma.
A nosotros siempre nos quedará Yllana. Cuando tengamos malos pensamientos, cuando nos embargue la zozobra, cuando la pesadumbre se apodere de nosotros, siempre tendremos a Yllana porque nunca nos defraudan. Sea con la obra que sea, sea el momento que sea. Estamos deseando de ver The Opera Locos, pero mientras ese momento llega a nuestras vidas de berenjena, disfrutamos con pasmo en el rostro de Gag Movie en su reciente paso por Chiclana.
No se confundan. No es un homenaje al cine (o sí), lo que los miembros de la compañía ofrecen con este montaje. Tampoco queremos ser pedantes al decir que rinden pleitesía a los oficios del Séptimo Arte porque no (o sí, vaya usted a saber). Lo que Yllana pretende -y consigue- en cada montaje es edificar un monumento a la risa basado en sus armas más potentes: el dominio del espacio, la maestría en el teatro del gesto, la comicidad hilarante, el exprimir cada segundo en escena como si fuera el último. Solo con estos ingredientes se pueden explicar momentos tan grandiosos en Gag Movie como la película en la que se quedaron sin sonido y los mismos actores fueron los encargados del foley ejecutando con precisión prusiana y gracia inifinita cada sonido de lo que veíamos en pantalla.
Yllana son, por otra parte, expertos en coger al espectador y hacerles partícipe de sus espectáculos. Se rompe la cuarta pared, se abren las puertas, se encienden las luces y se quitan los corsés, liberando al teatro de una prisión donde a veces (a menudo) lo encerramos. Teatro comunitario, activo, vivo que tiene como única misión poner la sonrisa eterna al espectador. Y lo llevan a cabo con elementos reconocibles para el común de los mortales, que está muy bien ser brechtiano o de Grotowski pero mejor aún es un actor que se lo pasa bien en el escenario haciendo disfrutar al respetable.
Gag Movie es una máquina engrasada que escupe eso, gags, a ritmo endiablado y con un plantel de actores en permanente excitación, en estado de gracia y en comunión constante con su público. Aplausos más que merecidos para las actuaciones de Susana Cortés, Antonio de la Fuente, Rubén Hernández y César Maroto bajo la sabia égida de Joe O'Curneen. No son halagos lanzados sin ton ni son porque cuando una actuación de engancha desde el minuto uno es que esconde detrás un trabajo ímprobo para captar la atención y el agrado de la audiencia. Una vez más, caemos rendidos ante ese despliegue de condiciones de los cuatro actuantes.
Yllana lo vuelve a hacer. Gag Movie se goza tanto como la trilogía de El Padrino, se acaba demasiado rápido (¡dura menos que Titanic, oiga!) y al final terminas aplaudiendo más que al final de Malditos bastardos cuando (spoiler) asesinan a Hitler. Así que prepárense a disfrutar....
Silencio en la sala...
Luces...
Público...
¡Yllana!
📷 Fotos: @zuhmalheur
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