Foto: Netflix |
El trabajo de Javier Calvo y Javier Ambrossi rezuma costumbrismo, humor canalla, momentos de gran inspiración y un marcado cambio de tono que hace evolucionar la historia de unos personajes que se engrandecen en estos cinco episodios que marcan el inicio de un arco argumental del que carecía la serie en su primera tanda. Brays Efe hace crecer a su personaje a base de una buena dosis de realidad, dejando de lado (pero sin renunciar a ello) a la astracanada, al humor visceral y a todo lo bueno que nos dio Paquita en su temporada de estreno.
Ese acercamiento a la realidad, a cierta dosis de drama en la vida de Paquita y de PS Management es uno de los aciertos de esta segunda temporada. El arco argumental además queda abierto para una continuación que ya está asegurada en Netflix y que puede desembocar en una nueva reinvención de un personaje que ya es oro puro en la ficción nacional. Solo nos queda ponernos unos buenos torreznos de Tarazona y brindar con un lingotazo de Larios por la buena salud (y el colesterol) de nuestra representante de actores y actrices 360.
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