El elegante funambulismo de la Furtiva - Berenjena Company

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20 sept 2022

El elegante funambulismo de la Furtiva


Cambiar lo que funciona puede tener dos resultados: o te la pegas o triunfas. Muchos son los que se aventuran a investigar qué hay más allá del riesgo y uno les aplaude por tener los bemoles de buscar nuevas vías, por abrir nuevos caminos donde experimentar. Alabo también a quien decide mantener su esencia, puesto que ya que gusta, ¿para qué cambiar? Lo malo es errar porque aunque puedas resarcirte, ya le has demostrado al público que eres vulnerable. Ya se sabe que el público es inmisericorde y casi no te perdona el fracaso, algo que por cierto, es consustancial a nuestra vida.

A mi me encanta probar siempre lo que ya conozco, lo que me da placer, lo que me hace reír o simplemente lo que me hace feliz. Y la Compañía Furtiva de Teatro ya me ha dado suficientes razones para hacerme feliz, por eso acudo en devoto peregrinaje a cada propuesta que sale de la pluma de Carlos C. Laínez y del montaje elaborado por él mismo junto a sus inseparables Mili Lora y Jimi Cobeña (este, en la parte técnica). Y si no me creen lo que les digo, consulten el por qué de mis desvelos hacia esta compañía chiclanera aquí, aquí y aquí.


Lo de la Furtiva es un clásico ejemplo de funambulismo teatral. Abajo, el público expectante en busca de una nueva pirueta con la que ser sorprendidos, con el más difícil todavía de Carlos y Mili. Arriba, ellos sin la red salvadora, prestos a recorrer la delgada línea que recorre el éxito del fracaso pero seguros de que al final de la cuerda, estarán los aplausos del respetable. Equilibrismo puro ejercitado con una precisión quirúrgica a base de la risa, de amor por el teatro del absurdo, por un poquito de clown y otra mijita de grand guignol, aderezado por un trabajo actoral que ya desde su primer montaje es primoroso, coordinado y en todo momento, honesto con el espectador. La risa se espera y la risa aparece. Todo eso se cumple con creces en La epopeya de Lucresia, la nueva propuesta de una Compañía Furtiva de Teatro que, si no lo era ya, es una de las más rutilantes verdades del panorama teatral gaditano.

Lo van a tener ustedes relativamente fácil si quieren asistir a la función porque por estos lares gaditanos (Chiclana, Jerez..., tan solo tienen que buscar en Google), pululan los seres que habitan en este nuevo texto preñado de las grandes señas de identidad de la compañía. Pero la sorpresa siempre acecha en una función que no decae porque si de algo está sobrada esta compañía es de un trabajo incesante tanto con el texto como con el propio montaje. Hay ritmo cuando se necesita. Hay pausa cuando el texto lo pide. Por eso, nos dejamos llevar por los extraños personajes que se nos aparecen ya cercanos en cuanto pronuncian unas cuantas frases. Y los acompañamos en sus idas y venidas, sus momentos de alegría y de zozobra, por sus peripecias y sus momentos de calma. Todo en una hora. ¿Quién da más? Ellos. Ellos dan más en cada función. Porque Mili y Carlos están de dulce en cuanto se enredan en la piel de otros personajes. Ella enfundada en papeles que van desde la inocencia hasta la perfidia, él sacando partido a su físico y a sus espléndidas dotes cómicas. Ambos deleitándonos hasta tener ganas de repetir función. Así que más no les puedo decir. Cójanse de la mano, transiten por el delgado hilo que separa la mundana vida del maravilloso teatro. Escápense con la Furtiva.

Fotos: Zúh Malheur.

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