Unos actores nada fantasmas - Berenjena Company

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2 nov 2021

Unos actores nada fantasmas


Estrenaba el Taller de Teatro Grecolatino de Taetro (Chiclana) su nuevo montaje después de tres meses largos de ensayos y de duro trabajo bajo la canícula estival. Ya de por si, que un grupo de chavales se emperren en hacer y vivir el teatro en pleno verano, ya es de alabar. Pero es que ellos se han empecinado en otra cosa: en hacer que Taetro sea visto como algo necesario en su zona de acción. Teatro como estilo de vida, teatro terapéutico, teatro de diversión y de aprendizaje. Como dijo un sabio "aprovechad todo lo que os da el teatro porque en cuanto salgáis por esa puerta os vais a encontrar con la puta vida" (más o menos dijo eso, pero creo que se entiende).


El caso es que estrenaban Mostellaria de Plauto (pinchando aquí podéis ver el montaje) y no voy a hacer una crítica o reseña al uso. El montaje estuvo chulo, divertido y fácil de seguir en su narrativa. Bien es cierto que con menos carga de humor que en años anteriores, pero con mucho dinamismo y una gran entrega del plantel actoral que supieron aprovechar el verano de trabajo para meterse bien en sus personajes. Además, la adaptación quiso rizar el rizo y trasladar la acción a la España del siglo XIX y lo cierto es que el cambio de aires y de tiempo, le sentó muy bien al montaje.


Lo que hoy quiero aquí es celebrar la juventud, romper una lanza por los integrantes del Grecolatino de Taetro (que también son miembros de pleno derecho del colectivo, tanto como el que lleva treinta años en la entidad) y homenajearles por darnos una lección casi diaria de amor por unos colores, los de Taetro, que defienden a capa y espada. Por ello mi aplauso a...


Ana Belén Sánchez por ser la más jartible de las actrices de Taetro puesto que con ella (y con otros) empezó esta aventura local del Grecolatino hace ya unos cuantos años y cuando se le llama, está ahí la primera para arrimar el hombro. Da igual de qué la pongan porque siempre da el callo...


Joeri Ivanov, el nuevo fichaje, el que se estrenaba en este loco mundo con muchas dudas pero también muchas ganas. Creo que ha descubierto un mundo nuevo, se ha divertido, ha hecho amigos y encima, no se ha notado su bisoñez en el escenario. Todo lo que ha hecho, lo ha hecho bien, señal de que detrás ha trabajado como un mulo. A este no hay quien lo eche...


Luca Navas es otro puntal del grupo. Es de agradecer su trabajo en pro del grupo, no rechista por nada, aunque el director le imponga y saca personajazos cada vez que se sube a un escenario (a veces, hace doblete como este año). Un actor que crece día a día...


Jorge Cuesta tras un año pasado en el que causó sensación, se topó con un personaje no tan humorístico y destacó por su polivalencia. Tiene una gran presencia en el escenario, domina con su voz y con su versatilidad. Otro diamante que se va puliendo año tras año.


Pepe Millán empezó en el Grecolatino de forma tímida y se agiganta con cada año y con cada montaje. Intenso, dedicado a sus personajes, buen conocedor de los textos, con un sentido y dominio escénico envidiable, es el que mejor grita en el Teatro Moderno. Un placer verle crecer como intérprete.


José Antonio García es otro debutante que en principio venía a ayudar y que se encontró con un papelito breve pero muy goloso. Creo que se ha picado y que el año próximo lo volveremos a ver porque estuvo muy suelto en el escenario, señal de que le gustó la experiencia... Ah, esa droga llamada teatro...


Pablo Barrera es un grandísimo actor físico... pero también usa su voz de manera dramática o cómica según lo requiera el personaje. Y además le encanta el teatro lo que se traduce en que sus personajes siempre dejan huella y encantan al personal. Nadie se cae y nadie tira la escenografía mejor que él. Está camino de convertirse en un clásico de Taetro.


Jaime Barbosa (director del montaje y co adaptador) y Alfonso Saucedo también merecen su comentario. El primero porque sacrifica su verano por todos los demás. Pero es un masoquista del teatro, así que no le importa. Espero que sus ganas de dirigir, actuar, escribir, ensayar... nunca se acaben porque gente como él es la gasolina que necesita una asociación como Taetro. Otro que es esencial es Alfonso Saucedo, que por razones laborales, este verano solo lo hemos tenido en su labor de co adaptador del montaje. Se le echa de menos, pero sus ánimos constantes reviven al grupo en los momentos de bajonazo. El escenario le llama... A ver si pronto le vemos encima de uno porque le necesitamos.


En la parte técnica colaboran Ali García y Reme Rodríguez. En la foto sale poco Ali, que es pudorosa de nacimiento y Reme no porque no pudo asistir al evento. Sin ambas, esto no tendría sentido. Horas y horas de muchísimo trabajo para que todo salga a la perfección en la puesta a punto del vestuario y la escenografía. Esto también es teatro. Ali y Reme son teatro y son Taetro. Gracias infinitas.


Ahora entenderán por qué no quería hacer una reseña al uso. No habría sido imparcial. Pero, ¿cómo se puede ser imparcial cuando se escribe de gente a la que uno quiere tanto?

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