Los héroes están cansinos (Eternals) - Berenjena Company

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6 nov 2021

Los héroes están cansinos (Eternals)



Ya tenemos aquí el enésimo fin del mundo. Bien es verdad que, mientras tanto, hay un descubrimiento sobre el motivo de la creación de semidioses que luchan encarnizadamente contra titanes y que Chloé Zhao cumple escrupulosamente con todos los preceptos de lo políticamente correcto introduciendo la diversidad étnica y sexual. Sin embargo, todo se reduce otra vez a lo mismo. ¿Merece la Humanidad ser salvada a cambio de que puedan surgir otras civilizaciones que merezcan la pena? ¿Hay alguna virtud en esta raza extraña y contradictoria que es el ser humano? ¿Marvel-Disney se decidirá por contar otra historia, algo diferente, más de héroes y menos de cansinos?


Así que tenemos entre manos una película que resulta irremediablemente larga porque sería altamente sospechoso que una realizadora que ha defendido contra viento y marea su independencia no introdujera algún dilema moral de pretendida profundidad. Irregular, con secuencias que parecen no terminar nunca y en la que abunda algún que otro diálogo bastante por debajo del coeficiente intelectual medio, Chloé Zhao parece que se ha metido en camisas de once varas porque no basta con saber que la película pasa por un objetivo. Hay que saber narrar una historia. También una historia con ínfulas de ser espectacular. Y ella, simplemente, no sabe.


Además hay en todo como un aire de descreimiento, de inoportuna repetición, con algún salto bastante inexplicable y con reyertas que parecen rodadas con poco convencimiento. Por supuesto, hay intervalos de humor que funcionan con cierta gracia y el típico mensaje de la unión hace la fuerza y vamos a salvar al mundo porque somos los mejores bueno y qué. También hay chistes sin gracia, alguna que otra escena de acción que se salva de la quema y la seguridad de que Zhao no tiene ni idea de rodar un musical. Eso sí, los eternos se eternizan, la película se eterniza y el bostezo aparece sin avisar de que aquello se está haciendo más largo que un fin del mundo.


No merece la pena destacar nada del lado interpretativo porque ni siquiera se aprecia algo de dramatización en unos personajes que se limitan a llevar consigo el aura de existencia infinita, de poderes mágicos que recuerdan, incluso, a otros super-héroes, sólo que en esta ocasión todo se recubre de una pátina de mitología. El efecto especial es tan socorrido que se hace cansino y, más que aburrimiento, se instala una sensación de saturación.


Y es que no es fácil llevar la condición de semidiós al servicio de otros seres creadores de moral más que dudosa. Al fin y al cabo, no se deja durante miles de años a unos tipos que saben hacer de todo para luego descubrir que su estancia en la Tierra tenía su doblez y que el amor no va a poder con todo. Con todo puede no sabe el qué porque no acaba de explicarse bien, pero da igual. El caso es que se ha visto otro intento de destruir todo lo que se conoce, ya que Thanos no acabó de rematar la faena y, en el fondo, era un angelito de la caridad si lo comparamos con la divinidad celestial que aquí se propone. Si este es el futuro del universo Marvel, vamos a echar mucho de menos a los que se han ido. ¿No era la guerra infinita? Que vuelva, por favor. Es preferible ver a aquellos vengadores con muletas que a estos eternos más pesados que un rayo de Zeus, diseñados a gusto del consumidor y, más o menos, con los mismos problemas.


César Bardés

 

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