Lady Day (Los Estados Unidos contra Billie Holiday) - Berenjena Company

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3 abr 2021

Lady Day (Los Estados Unidos contra Billie Holiday)



La voz cansada y ronca de Lady Day parece resonar a través de los años con tanta fuerza que es posible que el cielo tenga críticos de música que siguen diciendo que su música es eterna. Por dentro, el coraje de una mujer que creía que no merecía la felicidad nos lleva por los terrenos del jazz más sentido, haciendo que no se puedan olvidar las notas de una extraña fruta, de una bendición de Dios hacia los niños o de una descripción en la que invita a disfrutar todo lo que fue ella.


Lo cierto es que, de vez en cuando, hay una canción que despierta las conciencias de todos aquellos que se acercan a escuchar, aunque su lamento sea para descubrir que, quizá, los derechos civiles están lejos de alcanzarse en una nación que se ufana de democrática y que aún no ha aprobado una ley nacional contra el linchamiento. Por el camino, Lady Day tomará unas cuantas decisiones equivocadas, se hundirá en los infiernos de una droga de la que es imposible salir porque posee demasiados vacíos en su vida y actuará siempre en contra de la promesa de la estabilidad porque eso significa que, en cualquier momento, se puede perder. Mientras tanto, la gente se quedará boquiabierta porque, entre las brumas y la desgracia, ella, única, especial, inimitable y valiente, pondrá los acentos en la diástole de nuestros corazones, con su voz, su sentimiento, su verdad expuesta en cada una de sus melodías. Ella no era canción, no era música, era una coda que tardó mucho en terminar.


No cabe duda de que Andra Day realiza un trabajo espectacular en la piel de la inmortal dama del jazz Billie Holiday. En maneras, en miradas desvaídas, en esa voz que casi regresa de nuevo para moverse al compás del humo de cualquier auditorio ansioso de arte y saxo. Tal vez, en algún momento, la película se alarga más de lo debido, pero el trabajo de la actriz y cantante es tan extraordinario que sólo esperas el siguiente pinchazo, la siguiente poesía de sus cuerdas vocales, la siguiente caída. Esforzada es la dirección de Lee Daniels, que no duda en presentar al FBI como una panda de mafiosos que trabajaban para ahogar cualquier atisbo de rebelión para que las diferencias continuaran, para que pudiera haber un nuevo linchamiento en cualquier campo del profundo sur de los Estados Unidos. Y se servirán de la traición, de la falsedad, de la decepción y del convencimiento de que nunca se puede alcanzar nada parecido a la igualdad.


Al lado de la gran cantante, estará El Presidente del Saxo, Lester Young, uno de los mejores solistas de la Historia, poniendo sensatez y serenidad a una mujer que acabará autodestruida en un camino presentido hacia la soledad y la desesperación. El foco, por supuesto, tendrá algún desvío hacia la improvisación que siempre es el amor, el derecho a unos pocos momentos en los que la libertad será un espejismo y la certeza de que la vida puede que sólo merezca la pena si hay amigos alrededor, aunque las agujas proliferen y la muerte tenga que venir poco a poco, como el inevitable final de una canción que, en el fondo, todo el mundo quiso escuchar.


En algún lugar, es muy probable de Lady Day esté intentando aprender unos pasos de vals con el verdadero amor de su vida en sus brazos, tratando de que no le pisen el vestido, conservando todo su carácter de rebeldía y de frustración, llevando al límite una tonalidad de voz que parecía arrastrada por el estropajo de la persecución, de la incomprensión y de la envidia. Al fin y al cabo, ella, viviendo una existencia despreciable, fue la primera dama del jazz. Otros, guardando la puerta al odio y al racismo, no fueron nada más que eficaces funcionarios al servicio del poder en la sombra.


César Bardés

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