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Alejandro Carmona |
El futuro es hoy. Encarnado en un grupo de chicos y chicas que rondan la veintena, el presente de Taetro apareció bajo el paraguas del I Certamen de Artes Escénicas de la entidad (CAET), diseñado, preparado, ensayado y actuado por los miembros más jóvenes del colectivo chiclanero (que está de celebración de sus 30 años de vida) con la necesaria e inestimable ayuda de algunos componentes de la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla que han comprendido a la perfección durante este verano de ensayos qué es y por qué es importante Taetro. Son desde ya taetreros de corazón y actores de raza por demostrada valía.
El grupo coordinado por Jaime Barbosa quiso preparar durante todo el estío una muestra de los valores actuales del teatro: desde el grecolatino (una de las señas de identidad de la entidad chiclanera) hasta el mínimo (género genuinamente taetrero) pasando por el teatro de vanguardia. A todo le plantaron cara estos chicos. De todo hicieron y con todo divirtieron al numeroso público que se congregó en el Centro Cívico El Cerrillo.
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Arriba: Juan de Lorena e Irene Espigado
Abajo: Maite Inés Zubieta y Jesús Grande |
La primera edición del CAET abrió fuego con una obra de Barbosa interpretado por él mismo junto con Ana Ávila.
El poeta de hierro llevaba por título este montaje dirigido por Aurora Alcántara donde se conjuga con precisión y acierto la cotidianidad con el teatro físico y de gesto. Miguel Ángel García Argüez ponía el texto de la segunda obra:
Don Quijote va al psiquiatra. Juan de Lorenzo y Alejandro Carmona dieron una vuelta de tuerca al mito cervantino bajo la dirección de Jaime Barbosa para entregarnos una delicia de humor y de sinsentido con sentido.
El cañón en la colina, de Juan Pablo Goñi cerró la primera tanda con las interpretaciones de Irene Espigado y Juan de Lorenzo y de nuevo, la dirección de Barbosa. La inutilidad de la guerra analizada bajo el tamiz del surrealismo y del humor más corrosivo para dar fin a un primer bloque que mostró por qué los miembros de Taetro son auténticos maestros en sacar el máximo jugo a pequeños textos.
La parte central del espectáculo se dedicó al teatro grecolatino con especial homenaje a la obra de Plauto. A modo de prólogo para el estreno del próximo 10 de octubre se representaron dos pequeñas escenas de la obra ahora en preparación:
El Persa. Por otro lado, de la
Aulularia se tomó una de las partes más cómicas para mostrar cuán importante es el legado de estos autores para nuestra sociedad. Vicky Ruiz, Lucía Navas, Rut Pérez y Alejandro Carmona se encargaron de dar vida a los personajes plautinos dotándoles de una gracia infinita y de una magnífica precisión en los diálogos.
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Vicky Ruiz |
Se llegaba al final de esta velada con la que los miembros jóvenes de Taetro han dado un golpe en la mesa. Ya nada volverá a ser igual después de esta primera edición del CAET porque han demostrado que la cantera de la asociación está más viva y que el futuro ya está aquí para quedarse. La última parte se reservó a mostrar dos textos de vanguardia. Por una parte Maite Inés Zubieta y Jesús Grande se encargaron de dar vida a los personajes escritos por María Pardo en
Desde los escombros, donde disecciona la relación de pareja. Ambos actores desmenuzan, despellejan y exponen en carne viva las contradicciones de una relación. Se calentó el ambiente para un colofón maravilloso, onírico, punzante y necesario, muy necesario. Con texto de Pablo Canosales y dirección de Jaime Barbosa,
La necesidad del náufrago resultó un ejercicio fresco, dinámico y deslumbrante en el que el gesto y la caracterización imprimieron y dieron vida a los personajes desprovistos de identidad de Canosales. Los que sí tienen identidad, y es necesario reconocerles por su poderosa y vigorosa actuación fueron Pepe Millán, Vicky Ruiz, Alfonso Saucedo y Jaime Barbosa.
Es difícil que veamos como un todo un espectáculo que cuenta con tres partes tan diferenciadas, pero Jaime Barbosa y su equipo (cómo no nombrar en la parte técnica a Ali García y Reme Rodríguez) han sabido conjugar corrientes tan distintas para con desparpajo y naturalidad, ofrecer un montaje dinámico, solvente y sobre todo excitante. Esto se representa en un teatro y los aplausos hacen temblar los cimientos. Taetro prefirió llevarlo a su casa, con sus amigos para ofrecerles algunas de las mejores perlas de teatro que se han visto por aquí en los últimos años. Lo mejor de todo es que el futuro, que ya les pertenece, acaba de llegar para quedarse.
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Jaime Barbosa
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