La normalidad como regla vital - Berenjena Company

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16 abr 2019

La normalidad como regla vital


Cualquier parecido con la realidad, no es mera coincidencia…

No lo es, porque ¿A quién te llevarías a una isla desierta? Es verdad y es vida. Jota Linares ha firmado una película pequeña, asombrosa por lo que aporta y valerosa en su planteamiento y en su discurso narrativo. Una experiencia fílmica, rodada con buen pulso, con magnífico ritmo y con una creciente tensión que da lugar a un anticlímax reposado, reflexivo y agridulce.

Así es cómo debe ser el cine. Así es cómo debe hacerse. Es lógico que pueda haber fallos en la propuesta de Linares, pero a buen seguro, el director gaditano sabe perfectamente cuáles son. Su juventud lo concede, pero no es menos cierto que hay en su trabajo la mano de un magnífico director de actores y un planificador de escenas muy interesante. Esta película, auspiciada por Netflix a nivel mundial, alberga un cariz netamente teatral, tanto por la puesta en escena como por el desarrollo de los cuatro personajes principales y esa economía de recursos, hace ganar a un film que no se pierde en discursos vacíos ni en narrativas enrevesadas. Todo parece fácil pero hacerlo así, es lo difícil.

Cuatro personajes que buscan la normalidad en sus vidas pero que no la alcanzan por las cortapisas que se autoimponen. Castración, censura, secretos y mentiras. Todo contado con un verismo que hoy es difícil de encontrar entre el cine que se estrena. La apuesta por un reparto muy joven es acertada puesto que la mano de Jota Linares moldea cada uno de esos caracteres para llevarlos desde la calma y la despreocupación al paroxismo. Llama la atención el cariño con el que el director busca sacar el máximo jugo a sus actores sometiéndolos a una escena, la central, la climática, que nos deja con un nudo en el estómago y con una violencia no física pero que se puede cortar con un cuchillo. Vale la pena visionar el film por esos diez minutos que son puro cine, puro virtuosismo también en lo técnico (desde el uso de la luz, hasta la posición de la cámara).

No estamos muy acostumbrados a que se nos muestre la normalidad en el cine. En este tiempo de superhéroes y de películas huecas, que unos personajes se echen a la cara ciertas verdades, representa todo un logro. Quizás, esas máscaras que caen ayuden a otros a darse cuenta de los verdaderos problemas que cargan como sambenitos. Al menos, el cine de Jota Linares nos demuestra que no es mera coincidencia lo que ocurre con nuestra realidad. Eso ya es mucho.

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