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Vinila von Bismark |
El fastuoso concierto de Loquillo fue el paradigma de esta nueva edición del No Sin Música Festival, una gozosa celebración de cómo deben hacerse las cosas. Si ya el año pasado fue un acierto la mudanza al Muelle de Cádiz, este año se ha mejorado en organización, en coordinación y en ubicación del Local Stage, uno de los puntos a mejorar de la edición pasada. Por allí pasaron bandas que han dejado un grato recuerdo y una senda que habrá que seguir y sin querer menospreciar a nadie, puesto que la calidad ha sido la tónica generalizada en este escenario, los directos de Julio Cable, Turmalina y Smokers Die Young pusieron al público con ese necesario nivel de excitación que encaminan hacia emociones, aún si cabe, más fuertes.
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Guitarrista de Loquillo poseído por Johnny Cash |
Izal |
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Shuarma, de Elefantes |
Lo de Bunbury no tiene ya calificativos porque sabemos que nos puede ofrecer. Podemos alegrarnos de que empiece a cantar temas de Héroes junto a sus Santos Inocentes, temas a los que da una interesante vuelta de tuerca para hacerlos más del sonido bunburiano y menos de Héroes, aunque ya de por si son temas universales. Su directo es potente, vibrante, orgásmico y épico y realmente se hizo corto, muy corto. Su show fue todo un ejemplo de lo que debe ser un directo festivalero... y dejó satisfecho al público entregado con la pasión del aragonés errante.
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Bunbury, sentando cátedra |
una banda interesantísima de escuchar que le acompaña en esta gira. Dos partes en un concierto monstruoso del barcelonés: la primera con temas más nuevos y un matiz radicalmente político y militante, mientras que en la segunda se adentró en su historia musical para cogerlos de la mano con temazos como Cadillac solitario o Feo, fuerte y formal. Mención aparte a La mataré. El Loco la ha vuelto a retomar, superada la frontera de la autocensura, para trazarnos un retrato contra cualquier tipo de violencias a ritmo de rock. Sonó íntima, gloriosa y adictiva. Molotov pusieron el fin de fiesta con su síntesis de sonidos fronterizos.
Y no podemos obviar el último gran acierto del festival. El Off No Sin Música, con escenarios repartidos en recovecos de la ciudad que llevaron la música de bandas jóvenes y emergentes al público que cada verano puebla las calles de la capital. Fantástica iniciativa, que agranda el festival, que hace de Cádiz una gran pasarela de talento y de pasión por la música. Así, sí que sí nos sentimos orgullosos de tener un festival como este al que le deseamos larga vida... y que nosotros lo veamos. Levantamos nuestro pulgar por el No Sin Música. El festival de Cádiz.
Loquillo |
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