-Con el montaje de Ruz-Bárcenas que has dirigido y con este Autorretrato de un joven capitalista español, contigo sí que podemos decir que haces teatro político...
Desde mi punto de vista todo teatro es político, porque habla de lo que sucede entre seres humanos en una situación concreta, en unas circunstancias económicas determinadas. Entonces, en general todo teatro es político, el bueno y el malo, aunque en este caso, hay un afán casi periodístico o de mirar hacia nuestra historia reciente. ¿Qué es lo que pasa ahora y por qué? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En Teatro del Barrio producimos un teatro con voluntad de mirar la realidad que vivimos con voluntad de transformarla.
-Vemos entonces un teatro de investigación, más allá de la mera documentación que un autor o director rastrea en busca de sacar lo mejor de un texto. Supongo que vosotros buceáis en la realidad que nos rodea para sacar mayor provecho.
Hay muchas lecturas previas, muchas conversaciones. Es un trabajo, como bien dices, de investigación y de documentación previa que es muy necesario.
-En Autorretrato de un joven capitalista español tengo entendido que incluso abrumas un poco con la cantidad de datos que das sobre el escenario.
Trato de buscar un equilibrio entre la información pura y dura y el sentido del espectáculo. Quiero decir que no solo hay información, ya que lo que propongo sobre el escenario es un relato objetivo, una mirada personal, un espectáculo teatral, una especie de monólogo de El club de la comedia, que en lugar de hablar de las relaciones entre hombres y mujeres, habla de la relación del poder con los ciudadanos o del Estado con los ciudadanos.
-Esa labor que hacéis en el Teatro del Barrio, ese teatro de construcción masiva es vuestro leit motiv...
Ese teatro nace para sumarse a las luchas ciudadanas por cambiar el modelo social, para buscar una alternativa a las políticas de austeridad que estamos sufriendo.
-Tomando como referencia el título del montaje que traéis a Chiclana este miércoles, con la que ha caído en los últimos ocho años en este país, ¿siguen existiendo jóvenes que se sigan sintiendo capitalistas y con ello pretender tener un futuro asegurado?
Creo que sí, porque casi todos los medios de comunicación defienden el capitalismo no como el mejor de los sistemas, sino como el único viable. La televisión, a través de la cual la sociedad defiende absolutamente el capitalismo, la política internacional de Estados Unidos o a la troika... la ve cada vez más gente, y eso hace que sigamos viviendo en una sociedad capitalista, aunque eso no quita para que cada vez veamos una mayor conciencia de rebeldía y de resistencia, una mayor propuesta alternativa... Pero no dejamos de tener la cuenta en el Santander o La Caixa y seguimos contratando con Telefónica o Unión Fenosa. Queda mucho recorrido para despertar como necesitamos, pero en los últimos cinco años ha cambiado radicalmente la cosa gracias a la lucha ciudadana. Eso no se ha hecho desde ninguna institución.
-Tus armas como activista social y político y como actor están claras. Una es el teatro y lo vemos con tus últimos trabajos y en la otra faceta, con tu cercanía al sentir del 15M, las mareas ciudadanas y también a tu vinculación con Podemos, donde has colaborado incluso en la vida orgánica. ¿Es este el modo para poder rebelarse ante esta situación?
Creo que Podemos es la organización, ahora mismo, que puede cambiar las cosas. Eso está claro. Pero no hay que dejar que Podemos sea controlado por un grupo pequeño, porque es demasiada responsabilidad para ese grupo. Está bien empujar para que vaya en una dirección concreta que es la de su discurso de presentación,su discurso teórico, que sirva como herramienta en manos de la gente, pero Podemos es eso y no es eso. Podemos se está construyendo e irá en un lado o hacia otro, pero en cualquier caso, es imprescindible un gobierno de cambio, sea ocupado por el partido Podemos o por una plataforma ciudadana que vaya más allá de un partido. Ahora mismo es la fórmula que más me gustaría. Estamos suficientemente escarmentados de los partidos y de su funcionamiento, como para construir uno nuevo.
No está nada claro que se le quite el poder a la derecha (donde incluiría tanto al PP como al PSOE, como desde luego a Ciudadanos). me parece que la mayor potencia estaría en una especie de marea estatal, se llame como se llame, dentro de la cual estuvieran todos los partidos y colectivos ciudadanos, incluyendo a Podemos. Yo no estoy en posesión de la verdad absoluta y tampoco soy adivino, así que no sé qué pasará, pero lo que me parece inexcusable es que Podemos convoque a su asamblea ciudadana para que la gente decida como quiere confluir, eso no lo puede decidir un grupo cerrado de doce personas que es la ejecutiva estatal con Pablo Iglesias al frente. Eso no es democrático. Presentarse a las elecciones generales con el nombre de Podemos u otro nombre, bajo una confluencia, es algo que debe decidir la gente, la bases de todas las organizaciones y colectivos, no lo pueden decidir las cúpulas, porque entonces seguimos en lo mismo.
-Es que Podemos pasaría de una herramienta de cambio, como al principio se denominó, a un partido tradicional, algo contra lo que han estado luchando en este año y medio de vida...
Está lejos de ser un partido tradicional, porque Podemos es una organización, sin duda alguna, mucho más democrática que los partidos que tradicionalmente existen en España, Podemos sigue teniendo mucho en su espíritu de movimiento social, pero ahora la dirección cree que lo acertado es seguir la estrategia que han planteado, es decir, la del control desde arriba, que me parece legítimo, pero es algo que debe decidirlo la asamblea. Las decisiones tomadas en Vistalegre no son la Biblia, es un itinerario que se puede cambiar en cualquier momento si así lo decide el conjunto. Lo que me parece grave es que la gente no tenga opción de decidir en Podemos. Lo de presentarse con el nombre de Podemos o bajo otro nombre no es lo importante. Es inexcusable que la dirección de Podemos convoque una asamblea ciudadana para primeros de septiembre para decidir estas cuestiones.
-Sin dejar el tema político y metiéndonos en materia cultural, ha habido cambio de ministro en Cultura y seguimos con la problemática del 21 por ciento de IVA. ¿No se ha diluido un tanto la reivindicación para la bajada de este impuesto que tanto está maltratando la industria cultural?
En todo acto cultural se reclama una bajada del IVA, un impuesto, que todo hay que decirlo, es de dudosa justicia. Todo impuesto indirecto (o sea uno que paga igual el que tiene más y el que menos), es injusto. Por cierto, fue uno de los peajes que tuvimos que pagar para entrar en la Unión Europea en 1986. Todos los ámbitos están igualmente castigados, y más que luchar por una causa en concreto, hay que luchar por el conjunto de ellas. Que se baje el IVA está bien y es necesario porque se está destruyendo mucho tejido cultural. Muchas pequeñas compañías y salas de teatro están desapareciendo, por esta carga impositiva, pero esto es síntoma de algo mucho más grave, que es el rechazo del actual poder a la cultura y la educación, porque ambas cuestiones si se desarrollan libremente, forman conciencias críticas, mentes pensantes capaces de actuar por sí mismos, y eso es incompatible con el actual poder en España. Evidentemente, ellos tratan de convertir los centros educativos en, no solo centros formativos, sino en lugares para domesticar ciudadanos. Y en el caso de las élites, para formar nuevas élites.
-Sin dejar el tema político y metiéndonos en materia cultural, ha habido cambio de ministro en Cultura y seguimos con la problemática del 21 por ciento de IVA. ¿No se ha diluido un tanto la reivindicación para la bajada de este impuesto que tanto está maltratando la industria cultural?
-A pesar del desamparo que este Gobierno del PP ha tenido para con la cultura, es loable que en los últimos años hayan surgido iniciativas dentro de la cultura en general y del teatro en particular, para luchar contra este desierto. Salas de teatro pequeñas, microteatro, vosotros mismos con el Teatro del Barrio... La cultura se sobrepone incluso en los peores momentos...
Cultura es mirar el mundo para agitarlo, para aprender a convivir en este contexto. La cultura es inherente al ser humano, es mirar lo que ves y expresarlo de distintas maneras. Eso va a ocurrir siempre, la cultura se traduce no solo en espacios construidos porque en cualquier lugar, cualquier pensamiento o cualquier conversación podemos tener lugar para esta manifestación.
-Para terminar, me gustaría que invitases al público a que te acompañen el miércoles en el Moderno.
Solo quiero que venga la gente para que no esté yo solo en el teatro. Que vengan que lo pasaremos bien juntos.
Cultura es mirar el mundo para agitarlo, para aprender a convivir en este contexto. La cultura es inherente al ser humano, es mirar lo que ves y expresarlo de distintas maneras. Eso va a ocurrir siempre, la cultura se traduce no solo en espacios construidos porque en cualquier lugar, cualquier pensamiento o cualquier conversación podemos tener lugar para esta manifestación.
Solo quiero que venga la gente para que no esté yo solo en el teatro. Que vengan que lo pasaremos bien juntos.
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