Brócolis que se atreven - Berenjena Company

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7 oct 2025

Brócolis que se atreven

Er Afe.

Han echado raíces. Nadie los podrá echar. Llegaron con cero apoyos pero no les hacía falta: tenían la idea, tenían las ganas, tenían el impulso de quien se sabe imparable porque no hay noes cuando hay inteligencia y se tienen las cosas claras. Así, triunfas. 


En este mundo tan chusco que nos ha tocado vivir, a menudo echamos pestes de la gente joven. De forma injusta los tratamos de igualar con generaciones anteriores, creyendo que van a salir perdiendo en la comparativa. Y claro, ahí caemos en una generalización inadecuada, porque sí, puede haber chavales despreocupados, idos totalmente de la realidad que les rodea o peor incluso, que les guste el reggaetón, pero me inclino a pensar en que la mayoría es gente aprovechable y que nos aporta mucho más de lo que estamos dispuestos a aceptar. La juventud vale... y en Chiclana lo sabemos con varios ejemplos.


Pero hoy estoy aquí para hablar de brócolis. Esta saludable verdura que a algunos horripila por su nulo sabor, a pesar de contar con innumerables beneficios para la salud, se ha convertido desde el año pasado a esta parte en el simbolismo de lo que es la juventud chiclanera. Pero eso sí, con una diferencia. El brócoli chiclanero es apetecible, salsón, chispeante, tiene garra, tiene sabor y encima, cuenta con todas esas cosas buenas que vienen fenomenal para nuestro cuerpo y nuestra mente.


Desde el año pasado, ese brócoli aliña nuestras vidas con arte, literatura, artesanía, teatro, música, compañerismo. Ese brócoli activa nuestras defensas haciéndonos más fuertes, mejores personas y ofreciéndonos buenos ratos. Es un brócoli que se atreve a decirle a todos que el no es imposible en este mundo donde es más fácil decir que sí. Porque a la pregunta de "¿Qué te parece esta idea que se nos ha ocurrido tomando unas cervezas?" la respuesta tiene que ser irremediablemente sí.


Er Javié.

Y con ese sí que un día recibieron Afel y Javi en primer lugar, y luego Sergio cuando se unió a estos dos locos, se construyó el I Open Brócoli Session. ¿Por qué lo del brócoli? Bueno, eso se lo preguntan ustedes a don Alfonso y a don Javier porque tiene su miga. Pero la cuestión no es esa sino, ¿quién puede rechazar esta idea? La respuesta: nadie.


El Brócoli nació en la azotea del Cerrillo. En un ambiente recogido pero acogedor, supieron hacer de la necesidad virtud y convirtieron un espacio con nulo uso en una plataforma para que la gente joven (y la que ya no lo es tanto), supieran lanzar al aire chiclanero sus versos, sus nota musicales, sus brochazos, sus fotografías, su artesanía, sus textos aprendidos con ganas de que alguien, tú y yo, los escuchemos, los disfrutemos.


Solo por esa idea, ahí va mi aplauso. Porque ellos supieron dar forma a algo que a mí, con 20 años, me hubiese encantado llevar a cabo pero no pude o no supe hacer. Y es que no tenía amigos tan locos para animarme ni a gente que me diera un sí. Por eso les envidio. Por eso, les tengo tanto aprecio. Han trabajado lo suyo. Han perdido dinero y aun así, son los tíos más felices tocándose tres o cuatro temas al final de la noche, mientras una pareja de la Policía Local les mira con caras de "apagayaesamúsicaqueestásmolestandoalosvecinos". Da igual, señores agentes. El Brócoli no es para ustedes, ya lo sé. No tienen ese poquito de ange para sentir lo que es el Brócoli. Ya lo siento por ustedes.


Pero lo que sí sentimos de verdad es el nuevo latido del Brócoli, porque hartos de estar contando gente que hacía cola en una escalera, otras personas dieron el sí para que estos tres siguieran haciendo de las suyas. Y el Brócoli, tras otro año de mucho trabajo, de muchas reuniones, de muchos dimes y diretes, se fue hasta un parque para seguir creciendo. Ya esto no es una reunión de chavales, ya no es un evento más. Esto ya es una comunión entre la gente y el Brócoli. Ya han conseguido que casi todos los asistentes vayamos con sus camisetas. El año que viene, nos convierten en secta (pero de la buena).


Er Sergio.

Y ahí están Afel, Javi y Sergio, pensando ya en qué cosas hacer para que el año que viene se toquen otros tres o cuatro temitas cerrando el próximo Brócoli. Espero que sin policías, pero sí con toda la buena gente, sus compañeras y compañeros, que les ayudan en todo. Un olé por esta gente. Yo mientras tanto, me apunto lo que decía Miguel Hernández, que ese sí que conocía muy bien lo que era ser joven, lo que era morir siendo joven... El poeta escribía...


Sangre que no se desborda,

juventud que no se atreve,

ni es sangre, ni es juventud,

ni relucen, ni florecen.


Pues eso, querido lector. Aquí tienen a tres tipos que se dejan la sangre, que desbordan, que se atreven, que relucen y que florecen. Y yo ante eso, solo puedo declararme envidioso, fanático brocoliano y decirles que no dejen de creer y de crear.


Os quiero.


Fotos: Zúh Malheur

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