Tiempo libre para la tortura (Spiral: Saw) - Berenjena Company

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23 may 2021

Tiempo libre para la tortura (Spiral: Saw)



Los elaboradísimos métodos de tortura que pone en juego el psicópata de turno, en esta ocasión, delatan que el interfecto, en todo caso, tiene mucho tiempo libre. Y el error, como siempre, se halla en ponerlo todo tan evidente cuando se tiene entre manos una trama que, lejos de películas mucho más inquietantes como Seven, de David Fincher, podría exhibir varios puntos de interés. Y no es un tema de falta de trabajo, es de dirección.


Bien es verdad que, con un final delirante a más no poder para que la saga siga reinventándose, también hace falta algo más de inteligencia, pero todo el asunto podría tener un pase porque hay momentos en los que parece que la película podría ser algo más y, sin embargo, se queda en mucho, mucho menos. No hay interpretaciones potentes y la elección de Chris Rock como el protagonista es, cuando menos, discutible. Al final, todo se queda en un desagradable espectáculo gore, de muy dudoso gusto, con alguna que otra precipitación que destapa el agujero a poco que se esté atento y con una recreación bastante despreciable del dolor y del terrible dilema al que se enfrentan las víctimas.


No obstante, si el director, en vez de tratar al espectador de estúpido, deja que toda la investigación de los crímenes se describa sin necesidad de acudir a la tontería de enseñarla con toda su crudeza, la película se habría quedado apañada, con su misterio, con su intriga, con su imaginación corriendo de cuerpo mancillado a destrozo inapelable y con su resolución tensa. Nada de todo esto ocurre. El público se remueve inquieto en las butacas, aparta la vista porque tanta brutalidad llega a ser invisible y se pregunta vagamente quién es el autor de todo esto. Y cuidado con esto porque se adivina a poco que uno esté con la antena desplegada.


Ni siquiera la aparición de Samuel L. Jackson parece lo suficientemente atractiva como para levantar un poco la persecución de este loco criminal. Nada, ni siquiera alguna que otra secuencia de acción sin hemoglobina, está bien realizada. El resultado es una película inapetente, inadecuada, insulsa, algo insultante y ya voy a parar porque son demasiadas palabras que empiezan por i. 


Así que es el momento de ser más listos que el asesino y dirigirse a otro cine en el que pongan cualquier otra cosa, porque va a ser más rentable. Aquí había material para hacer algo decente, pero se han encargado de torpedearlo a conciencia y difícilmente se puede hacer peor. Eso sí, que no falte el final abierto para que el asesino o su sucesor siga teniendo montañas de tiempo libre para detener el tráfico del suburbano, o poner una televisión en medio de una vía, o preparar una bañera que sea una piscina de electrocución o, ya de forma increíble, hacer que unos grifos escupan cera ardiendo situándose en un sótano de una comisaría de policía. Impresionante, chaval.


Y todo porque una espiral da a entender una construcción, una forma de progreso, como si este asesino fuera mucho más refinado que todos los anteriores de los mil y un capítulos de Saw. Lástima que a los espectadores les pase lo mismo y ya sean mayorcitos para rechazar, con conocimiento de causa, subproductos de esta naturaleza. No se trata de estar en contra del horror. Se trata de tener talento para presentarlo adecuadamente.


César Bardés

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