Como un banco de peces (Que suene la música) - Berenjena Company

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9 ago 2020

Como un banco de peces (Que suene la música)


Mujeres que saben sufrir. La espera se hace interminable cuando lo que más se quiere tiene que partir en busca del deber y se ponen en manos de un destino incierto y, en muchas ocasiones, cruel. Por eso, lo mejor es buscar una ocupación. Algo que destile emoción. Esa misma que se queda ahogada en lágrimas de soledad, de preocupación, de silencio. Quizá la música obre el milagro. Puede que haya una estrofa en la que ellas se vean representadas. O una frase. O un compás. La vida no es una guerra, por mucho que vivamos tiempos que parecen decir lo contrario. La vida, más bien, es una canción.


Y, entre medias, muchos ensayos, muchas peleas corteses para llevar un liderazgo que, tal vez, es sólo otra forma de desahogo. Las apariencias no deben mantenerse siempre porque ahí también hay muchos compases de frustración. Sin notas, pero con oído. Sin compañía, pero con complicidad. Sí, tal vez, haced que todas las voces suenen como una sola sea como nadar en un banco de peces. Por sí solos, no son nada. Todos juntos, son todo.


En los estribillos se hallan respuestas, momentos de alegría, instantes de humor siempre de media sonrisa, incomprensiones que sólo los jóvenes son capaces de descifrar porque los adultos sólo llegan a la solución por simple casualidad. Envolverse de recuerdos y, de alguna manera, mantener el espíritu vivo también es una misión que lleva sus riesgos. La respuesta puede estar en una melodía, en un simple juego de afinación, en el encuentro de una verdadera amistad que busca, desesperadamente, un lugar en común. Y al frente de esta coral de mujeres de coraje infinito están dos actrices maravillosas como Kristin Scott Thomas y Sharon Horgan. Ellas son belleza, gesto contraído, miradas que hablan como el filo de un hacha, desorientación, pulso, grandeza, atractivo a raudales, inteligencia y sabiduría. Todo eso que a los hombres nos es inalcanzable, ellas lo obtienen con naturalidad. Y, sólo por eso, merecen la reverencia de todo aquel que nunca han pensado en el sufrimiento silencioso de las mujeres que esperan.


Así que es tiempo de reunir en una sola canción un buen puñado de frases que se han quedado grabadas en el corazón. Fueron escritas en la distancia, en la suavidad de una nostalgia al borde del abismo, en el deseo sólo imaginado de volver a descansar entre los brazos de quien se quiere con el alma. Y hay muchas formas de expresar ese cariño. Puede que sea con una frase cursi que evidencia un cambio de horario, o con un sentimiento que afirma y reafirma que no hay lugar en el mundo mejor que estar al lado de tu amor. E, incluso, ocurre con el dolor de las ausencias que se vuelven días sin sentido porque no habrá más recuerdo que una frase que evoca que nada se puede volver a llenar hasta que volvamos a reír. Y, sobre todo, más allá de ese amor que se expresa con la palabra escrita, que se junta con la música cantada y que se recoge en el aplauso infinito, mucho más allá de esa nada que se abre alrededor cuando sabes que hay una posibilidad de no volver a ver a tu amor, de que el mundo se quiebre en mil pedazos por culpa de una humanidad que no aprende, estarán esas cosas que ninguno de los dos ha dicho nunca, pero que quieren decir exactamente lo mismo. Con algún que otro atasco en la parte más dramática, esta película lo dice y lo canta muy bien, igual que si tú o yo lo dijéramos al oído.

César Bardés



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