Una tortuga que optó por creerse lo justo para no convertirse en nada. Esa era la tortuga que en La historia interminable de Michael Ende, recibía el nombre de Vetusta Morla. Pero los Vetusta Morla que visitan este viernes el Campo Municipal de Deportes de Chiclana (en lo que será el concierto del verano), se lo creyeron bastante y han conseguido convertirse en la banda española más importante de los últimos años… con permiso de ilustres compañeros de profesión. Y para que entendamos cómo fue ese proceso de pasar de ser chicos de barrio con muchas ganas de meterse de lleno en la jungla de la música a ser reyes en festivales, tuvimos la oportunidad de hablar con Juanma Latorre, guitarrista y letrista de la banda. El lugar, los estudios de Radio Chiclana. Los maestros de ceremonias, don Ernesto Salgado y un servidor…
-¿Qué ha cambiado en vosotros, como grupo y como personas desde la publicación de Un día en el mundo, vuestro primer disco?
La verdad es que han cambiado muchas cosas, pero lo esencial sigue intacto. Hemos aprendido muchísimo. Nos manejamos mejor como banda, como músicos, como dueños de un sello discográfico. Hemos aprendido muchas cosas y además, las hacemos mejor, aunque nos damos cuenta de todo lo que hacemos mal. El primer efecto de aprender es negativo porque te das cuenta de tus errores. Sin embargo somos un grupo de amigos, con gran interés por expresarse a través de la música. Y es que cuando estamos en un concierto, no queremos estar en ningún otro tiempo ni lugar. Disfrutamos con ello, recorriendo el país, viviendo aventuras. Todo lo demás es atrezo, aunque sea importante.
-Esa capacidad de sorprenderos que teníais en vuestros primeros tiempos se comprobaba en aquellos primeros conciertos. ¿Os sigue sorprendiendo vuestra capacidad de convocatoria?
Lo cierto es que sí. Y con esta gira más que nunca. Estamos alucinados por lo que está pasando con La deriva, con los tickets de conciertos ya vendidos antes de que saliera el disco. Y es que si el disco hubiese sido una castaña, ¡nos hubieran matado! (Risas). Lo cierto es que nos sorprende para bien esta respuesta que estamos teniendo de nuestros seguidores.
-Hablando de La deriva, se nota una evolución en diversos aspectos de vuestro trabajo que quizá en otros grupos no se nota tanto, pero en este último trabajo vuestro hay un tono más crudo, más amargo, más enfadado tanto en letra como en música. Suponemos que la situación social en la que nos encontramos afecta…
Sin duda. Es en parte responsable de esa crudeza del álbum. Estoy de acuerdo con este análisis. Quizás no hay enfado, pero sí rabia. Es una fuerza motora. El disco fue escrito en unas circunstancias políticas y personales que han influido en letras y música, eso es indudable. Además el modo de hacer el disco fue rápido, trabajando en comandos, en grupos de dos o tres. Eso hizo que el camino fuera más recto, con menos curvas. Así no nos detuvimos en florituras, atmósferas y el sonido sale más crudo. Puede parecer que hacer un disco rápido, con menos tiempo, puede ir en detrimento de la calidad artística, pero no ha sido así en este caso. La forma acompaña bien al mensaje.
-Está claro que sois versátiles, porque si en Un día en el mundo incluisteis temas que ya llevaban tiempo compuestos, pasáis por Mapas y llegáis a La deriva con un planteamiento totalmente diferente, grabado de forma distinta. ¿Cómo os habéis adaptado en el estudio a esta atmósfera?
Sinceramente, mejor de lo que esperábamos. Nos hemos adaptado bien. Hemos trabajado con el mismo equipo humano y técnico de anteriores trabajos y todos han sabido entender cuáles son las circunstancias con las que empezamos a trabajar y hemos sabido ponerlas a favor del disco, adaptándose los métodos de trabajo para este álbum. No es fácil porque siempre nos ha costado mucho tiempo componer, ya que siempre hemos compuesto madurando las canciones en el local de ensayo durante mucho tiempo y que además, siempre hemos compuesto tocando los seis juntos y cambiar esos hábitos no era sencillo. Si no hubiésemos tenido esa flexibilidad, todo hubiese acabado mal, pero no. Ha salido todo bien. Lo que cuenta el disco y el modo en que lo cuenta es un todo. Siento que es la primera vez que lo conseguimos.
-Por la evolución que lleváis en vuestra carrera, por los temas que tratáis y por la forma de parirlo, por los esquemas de composición que usáis, ¿os sentís revolucionarios?
No me siento así, porque esquemas de composición hay muchísimos y a cada banda le va bien el suyo. En nuestro caso, no tenemos un líder solo. Pucho es nuestro frontman, pero llegadas otras áreas de trabajo, cada uno coge las riendas en su parcela. Otras bandas se nos parecen, otras no. Se han dado tantas formas de componer y de hacer discos, que yo no me atrevería a decir que somos revolucionarios, porque seguro que otros ya han hecho lo que hemos hecho nosotros.
-Hace tiempo que no se os veía por Cádiz…
La verdad es que sí. Hace ya dos años que tocamos en El Puerto de Santa María y eso que es una tierra que nos encanta, pero bueno, la ocasión de tocar en Chiclana es para celebrarla…
-Por cierto, que la costa está una vez más omnipresente en el mundo Vetusta Morla pesar de ser de Madrid.
Eso es culpa mía, porque yo nací en Alicante. La ausencia de mar en Madrid hace que tenga un puntito de morriña semi dolorosa que haga que tenga presente este tema cuando compongo.
-Si pudieras viajar en el tiempo y tuvieras ocasión de hablar contigo mismo antes de grabar Un día en el mundo, ¿qué te dirías?
Esa es buena pregunta. Creo que me escondería y no me diría nada para no modificar el fluir de los acontecimientos. No se me ocurre nada mejor de lo que nos está pasando. No se dé qué manera podría ir mejor en lo artístico y emocional en lo que supone de experiencia y aventura estar tocando en Vetusta. Respondiendo a tu pregunta, observaría desde una esquinita del estudio sin decir nada.
-Lo que os está pasando es consecuencia de haber tomado las riendas de vuestro futuro, algo arriesgado pero con la seguridad de que podríais acertar y de hecho, lo habéis conseguido…
Pero también nos hemos equivocado mucho. Siempre hemos tenido una especie de fe ciega en nuestra música y posibilidades algo hasta cierto punto, inexplicable y eso que nos hemos enfrentado a pruebas duras a lo largo de estos años. Ha sido una necesidad vital el tirar adelante. Tenemos mono cuando no tocamos o no componemos. Esa pulsión que te empuja de manera inconsciente es lo que nos ha movido, a veces en contra del sentido común.
-¿Hacéis planes a largo plazo o vais paso a paso?
Somos de ir paso a paso, hacer planes a la larga no funciona. Es lo recomendable por la forma de acometer nuestro trabajo y la forma del negocio en el que estamos envueltos, muy volátil y cambiante. Te puedes hacer metas abstractas, pero no tenemos planes de dominación mundial (risas).
-¿Es suicida ser músico hoy en España?
Sí, pero es una bonita manera de suicidarse. Es hermoso y duro dedicarse a esto. Nosotros tenemos la fortuna de compaginar nuestra vida con ella y poder pagar las facturas con la música. Es una suerte porque la situación está tirando a regular. Cualquiera que se haya dedicado a esto sabe que cuando te pica el “bicho”, te aguantas porque no hay más remedio y tiras hacia delante.
-¿Cómo fue la experiencia de componer una banda sonora para un videojuego?
Fue algo bonito. Compusimos la música para Los ríos de Alice y de ahí sacamos muchas conclusiones positivas. Tengo la sensación de que fue fundamental para llegar a buen puerto con La deriva porque ahí fue donde ensayamos el trabajo por comandos que os comentaba antes. Hubiera sido mucha más duro hacer La deriva sin hacer antes la banda sonora de Los ríos de Alice. Fue un buen banco de pruebas.
-Nos dices que no sois revolucionarios y... ¡hacéis una banda sonora para un videojuego en España!
(Risas) Bueno, me refería a los métodos de composición y de trabajo. Puede que otros hayan hecho algo similar, aunque aquí no es muy usual. Fuera me consta que sí se han producido casos similares. Y espero que se vuelva a repetir con nosotros porque es algo muy satisfactorio. Particularmente, he descubierto como los videojuegos son una forma de arte interdisciplinar. Y también que están dados de lado por los medios de comunicación Y eso que es una industria cuyos números y beneficios son mareantes.
-Hablemos del fenómeno festivales. En época de crisis, hay una floreciente muestra de eventos de este tipo por toda la geografía nacional que son muy concurridos. Vosotros sois asiduos de festivales que surgen en plena crisis con ese maldito 21 por ciento de IVA cultural…
Montar un festival es complicado, pero están teniendo un éxito de público notable porque hay mucha calidad en la oferta. En España desde el BBK, al FIB, Cruilla, Low Festival… Hay muchos festivales interesantes con figuras nacionales e internacionales. La oferta es buena y a la gente le gusta ir. Y es que se razona así: por el precio que me puedo gastar en ver a una sola banda puedo ir a ver a varias bandas. Además, son eventos divertidos y espero que la gente pueda seguir yendo… a pesar del 21 por ciento de IVA que es insoportable,… a ver si lo eliminan, porque entre el IVA, la SGAE, etcétera… el promotor de conciertos y festivales antes de que se celebren, ya ha perdido un 33 por ciento de la inversión. No creo que haya muchos negocios donde se meta una cuchara del 33 por ciento en impuestos antes de empezar…
-Y el día 8, La deriva en Chiclana…
En efecto, será un placer… Allí estaremos.
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